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Martes, 19 Julio 2022 16:38

Sumergirse en el Mediterráneo

 
Cada día me interesa más conocer nuestra relación con la comida, cómo somos, cómo comemos. La alimentación es el eje vertebrador de nuestra vida, y de ella depende gran parte de nuestra estabilidad emocional (y viceversa). Una relación de respeto y entendimiento entre nosotros y el alimento, de saber escucharnos y saber agradarnos, es un paso esencial para establecer una vida saludable y placentera. El maltrato al cuerpo es un error sancionador por sí mismo. Si entendemos esto, y actuamos en consecuencia (y con coherencia), habremos avanzado asombrosamente en el camino.
 
Posiblemente la gastronomía mediterránea sea una de las más consolidadas del mundo. Y dentro de ella, podríamos hablar de la gastronomía de Oriente Medio, la magrebí y la del sur de Europa (vayan la siciliana y la provenzal en mayúsculas). 
 
En común tienen materias primas centenarias, hierbas aromáticas y vegetales en cualquier plato. El sol y el mar, hacen el resto. Así que viajar a cualquier lugar del Mediterráneo puede constituir un acto de coherencia obligada, porque de placer, es un despropósito. 
 
Comer, es el arte in fine.
 
Me traigo estos sabores mallorquines después de unos días sumergida...:
 
  • Coca de trampó (base tipo pan fino con picadillo de tomate, pimiento, cebolla) con boquerones
  • Coca de bledes (acelgas)

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  • Empanadas de carne y guisante, de verduras...
  • Frito mallorquín (verduras picaditas y salteadas con hígado, asaduras y mucho hinojo)
  • Mallorca 2   Mallorca 8 
  • Sardinas con parrillada de verduras y patató mallorquín salteado con hierbas
  • Tumbet (pastel de calabacín, berenjena, pimiento, patata y salsa de tomate
  • Mallorca 1 Mallorca 4
  • Fenoll mari (una planta rocosa que crece cerca del mar)
  • Sobrasada, también de cerdo negro y quelitas (galletitas saladas que tradicionalmente se comen con la sobrasada)
  • Queso de vaca y cabra (de Mahón)
  • Pan moreno, tomates de ramillete y aceite de oliva virgen extra para hacer pan amb oli
  • Mallorca 6 Mallorca 7  Mallorca 5

  • Y para endulzar....
  • Ensaimada (no necesita presentación)
  • Duquesas de requesón (con base de masa quebrada)
     
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    Sentada a la mesa, rodeada de gente amiga, se evaporan las angustias de la existencia...
    Lo tengo claro.
     
    La terapia del mar no deja indiferente a nadie. Escuchando sólo mi respiración y la presión de la profundidad bajo el agua, buscaba la vida, dejando atrás cualquier otro pensamiento. Es eso, el silencio, la observación sin reacción, sentirte espectadora de lo que ocurre, lo que te permite aprender y evolucionar.
    Viajar es un poco eso.
     
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Enmendar la plana. Según la RAE, la plana es el nombre con el que se conocía al escrito que hacían los niños en una cara del papel cuando estaban aprendiendo a escribir. La función del maestro debemos entender que era por tanto corregir (enmendar) los posibles fallos que cometiera el alumno, de ahí la expresión, que ha acabado derivando en algo más general, cualquier corrección que deba hacerse sobre el trabajo de otros.

Pues bien. Aunque mi trayectoria académica esté ligada también a la educación y me apasione, mi función como nutricionista (¿educadora nutricional?) no es enmendar aquello que el paciente ha hecho mal.

En la consulta de nutrición no hallarás la solución a tu estrés y ansiedad, a tu falta de tiempo para ti, o a las vivencias que te han llevado a relacionarte con la comida de una manera u otra. Tampoco vienes a confesarte sobre aquello que crees haber hecho mal, por instintivo que te resulte. En cambio, sí podrás aprender a hacer una valoración más completa y honesta de ti en el contexto de la alimentación, y por tanto, a ser autocrític@ y constructiv@ para plantear perspectivas de cambio realistas en tus hábitos de vida.

El cambio de hábitos es una tarea titánica. Influenciados por la cultura actual de querer es poder, infravaloramos la complejidad que supone, pensando que con proponérnoslo es suficiente, y luego vienen las pesadas emociones derivadas de no sentirse capaz. Hay metas que son desproporcionadas, incoherentes o sencillamente no es su momento adecuado. ¿Hasta dónde es necesario llegar? quiero decir, ¿una vida saludable debe llevarnos al límite de la autoexigencia o al menoscabo personal? No es racional.

Para comer saludable, primero hay que pensar de forma saludable.

Ahora se habla mucho de escucharse a uno mismo. Qué bien eso. Y qué tarea tan compleja a la vez, y con tantas interferencias. Porque seamos cautos en lo que supone escucharse y dejarse llevar por lo que nos pide el cuerpo. No se trata ahora de hacer lo que te dé la gana en cada momento, estarías dominad@ únicamente entonces por impulsos o factores externos, y no estarías siendo del todo libre. Digamos que estarías haciendo lo que los acontecimientos o incluso otras personas demandan en cierto modo de ti.

  1. Te recomiendo que escojas un objetivo, una disciplina, una forma de vida (llámalo como quieras) que de verdad te apetezca iniciar, y acepta que la costumbre (repetición una y otra vez) es la que te lo va a hacer llevadero, hasta convertirlo en hábito.

  2. Que tenga un significado trascendente para ti, contextualizado en tu vida actual más allá del mero hecho de ser autodisciplinad@. Por ejemplo: “Voy a aprender a cocinar con mi padre los domingos, lo veo muy poco últimamente y de esta manera tendré tener oportunidad de conversar más con él”.

  3. Sé perseverante. Los buenos propósitos de septiembre son muchos y muy buenos, pero luego llega el melancólico noviembre, diciembre con su pre Navidad acechando, y el frío enero… y de los propósitos de septiembre no quedan ni las migajas. No esperes tener unas ganas locas de hacerlo cada vez que lo haces, tienes que convertirlo en un automatismo. Y ahí el trabajo a realizar es importante, porque somos fácilmente seducibles por aquello que proporciona sensaciones potentes, luego nos aburrimos y ya deja de atraer nuestra atención.

  4. Simplifica y allana el camino. Al principio sobre todo, despeja aquello que te lo ponga más complicado, siempre que eso sea posible y lógicamente no invada la libertad ajena. Ejemplo: Si quieres empezar a reducir el azúcar, ¿es necesario tener en casa un arsenal de productos del súper, “para los niños”, “para las visitas” o para la excusa que hayas decidido adjudicárselo?

  5. Escoge varios hábitos/objetivos a la vez, pero que estén relacionados con tu vida real y actual. Por ejemplo, si has decidido hacer más de 10.000 pasos al día, puedes aprovechar para ir caminando al mercado o tiendas de tu barrio, y con eso, centrar el foco en los productos frescos y de temporada, y alejarte del pack coche + supermercado.

  6. Después del subidón de la novedad, aunque ya no haya fuegos artificiales, en función de cómo lo enfoques, puede seguir teniendo sentido. Ejemplo: Si has decidido empezar a correr, el mero hecho de ponerte las zapatillas un día oscuro y frío de invierno ya puede darte bajón, pero quizás puedes aprovechar para escuchar algún podcast que te guste mientras corres y que ése sea tu momentazo del día, ya que luego nunca tienes tiempo para hacerlo.

  7. Siempre está la posibilidad del bajón. Acepta desde el principio que no somos lineales, que hay elementos -previsibles o no- que pueden hacernos dudar, parar, ir hacia atrás e incluso tirar la toalla. Ten la capacidad de reiniciar (perdonarte) cuando las cosas no han salido como habíamos planificado. En estos casos, siempre digo a mis pacientes esto: Tienes la LIBERTAD y la opción de ELEGIR reiniciar siempre que lo necesites, no lo olvides.

  8. Recuérdate de vez en cuándo por qué y para qué quieres hacerlo. A fin de cuentas, has sido tú quien ha decidido proponerse el cambio, y tienes la autoridad suficiente sobre ti mism@ para cuestionarte, redirigir o perseverar en ello. A veces olvidamos o diluimos el verdadero sentido de todo, y viene bien refrescar la memoria.

 

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Y por fin llegó el verano. Me apunto a la euforia colectiva de celebrar cuantas veces sea necesario tal acontecimiento. No sé si tiene que ver que nací un uno de agosto, o que el frío normalmente aletarga mi intensidad y me deja relegada al romanticismo decimonónico… pero a mí estos meses de calor subsahariano y eco en las calles de Sevilla a las cuatro de la tarde, me proporciona un cierto gustillo. Y oye, aunque tampoco hace una ascos a las playas solitarias y tranquilas del sur (lo siento, pero señora gritándome en el oído llamando a su hijo que está en el agua sin hacer la digestión no, gracias), o a la sombra de un buen hayedo en mi entrañable norte, después de un ascenso que te permitió saborear una nueva cumbre. Esos momentazos deben seguir formando parte del guión, claro que sí. Pero haciendo honor a la verdad, no dejan de ser minoritarios.

Pues eso, dentro de tales festejos ambientales, el verano llega con sus aperitivos en la playa, en el bar, en el chiringuito, barbacoas, pescaíto, cervecitas, paellas, más barbacoas, más paellas… Y claro, se me ocurrió escribir algunas propuestas sabrosas y saludables para no decaer en mi afán de procurar una relación saludable con nuestra alimentación, disipando ese pequeño recelo generalizado hacia la Nutricionista porque nos propuso sustituir las patatas fritas del filete por una deliciosa quinoa…

Aliño de caballa fresca 1 640x492

Propongo pues:

  • Zanahorias aliñadas con comino: Hervirlas sólo unos minutos para que queden al dente (casi crujientes), y aliñarlas con semillas de comino machacadas, comino en polvo, orégano, un toque de vinagre y aceite de oliva.
  • Aliño de caballa (fresca, claro), tomate y pimientos. El sabor de una caballa fresca y hervida en casa, es incomparable a una lata, por exquisita que sea la marca.
  • Gazpacho al estilo de cada cual (imposible llegar a un acuerdo). ¡Viva el gazpacho en verano! Dedicado al niño del Mencía, que practica una fiel devoción a la cocina cada día. No dejemos nunca de seguir compartiendo gastronomía, montaña y literatura, no sé en qué orden, por qué no todos a la vez.

Zanahorias aliñadas 640x480

Todas estas propuestas tienen como denominador común una buena cantidad de vitamina A. Esta vitamina es esencial para la visión, el buen estado de la piel, los tejidos y para el buen funcionamiento de nuestro sistema de defensas.

Tenemos 2 tipos de vitaminas en los alimentos:

- Retinol: la forma activa, que se encuentra en alimentos de origen animal, como el hígado de ternera y cerdo, aceite de hígado de bacalao, mantequilla, yema de huevo lácteos enteros y quesos. Es decir, que además de buena fuente de vitamina A, aportan gran cantidad de grasa y colesterol. 

- Carotenoides: siendo de los más conocidos el betacaroteno y el licopeno, muy abundantes en vegetales. Ambos tienen función antioxidante, es decir, protegen las células del efecto de los radicales libres, que pueden estar relacionados con el desarrollo de ciertas enfermedades crónicas y directamente relacionados con el envejecimiento celular.

Una dieta rica en estos nutrientes, especialmente en los meses previos y no estrictamente durante el verano, nos ayuda a tener una piel más sana (no solamente bronceada), ya que ayuda a protegernos de los radicales libres producidos por la acción de los rayos ultravioleta.

Gazpachete y aliño 480x640

Fuentes vegetales:

Zanahorias, calabaza, calabacín, melón francés, tomate, albaricoques. Y también el brócoli, la espinaca y la mayoría de las hortalizas de hoja verde (berros, canónigos, rúcula… siempre una opción inmensamente más nutritiva que la lechuga tradicional).

Es bueno saber además que cuanto más intenso es el color de la fruta u hortaliza, mayor es el contenido en betacaroteno. 

Nota sobre tecnología culinaria:

Un alimento, según las condiciones de conservación y cocinado, puede perder desde el 40% de vitamina A, hasta el 80% de vitamina B1 o prácticamente toda la vitamina C de origen. La cocción al vapor es la que mejor preserva las vitaminas de las hortalizas, y siempre que se hierva en agua, utilizar la mínima cantidad posible, y reutilizarlo para otro plato; así, las vitaminas que se disuelven en el agua serán recuperadas. Pero sin duda, la mejor opción siempre para comer frutas y verduras, será en crudo, troceándolas o pelándolas justo en el momento de comerlas.

A diferencia de otros micronutrientes que se destruyen fácilmente por el calor y la luz, el licopeno aumenta su capacidad de absorción cuando lo tomamos en su forma cocinada.

Espero sean bienvenidas estas aportaciones en cualquiera de las reuniones sociales-gastronómicas de este verano.

Continuará. 

Publicado en Recetas

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