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Martes, 02 Enero 2024 16:48

Apología de la pausa en año nuevo

El nuevo año ha irrumpido en mi vida con una sutileza inesperada, tan sigiloso, tan trivial. Atragantándome a golpe de uvas me preguntaba ¿y ya está, otro año más? Igual sigo pensando que todo va demasiado rápido, y me resisto a ello. Me paso la vida saboreando con pasión y con demora lo vivido. Como un buen vino que tomo una noche, y me levanto al día siguiente pensando en él y relamiéndome aún. Me jode llevarlo al contenedor de vidrio y dar por terminada la velada. Como un viaje que termina, pero del que en realidad, aún no he vuelto.

Escuchaba hace un tiempo a un escritor que el triunfo es la urgencia, la precipitación, la prisa. Por eso, defender la lentitud, reivindicar la pausa, hacer apología de lo quieto, es una insurrección, una sublevación, incluso una sospecha, pues en definitiva la vida se concreta mejor en lo pequeño.

Yo no sé qué sería de mí sin viajar, sin llevar la cámara colgada, perderme entre mercados y conversar apasionadamente con desconocidos, sin el esfuerzo de llegar a lo alto de una montaña y contemplar el vacío, sin la alquimia de una cocina y el acto de generosidad que supone sentarse a una mesa, sin la terapia de una sala oscura de cine y la charla con vino que le sigue después con alguien que también comparte esa pasión extinta, sin el deleite de conversar en francés y que por años que pasen siga emocionándome por ello, sin correr por el río escuchando música electrónica e imaginarme, por ejemplo, de fiesta en Berlín… y sin las personas que rodean tales pasiones, gracias a las cuales, se construye mi vida.

Sea como fuere, y sin la menor pretensión de lanzar propósitos de nuevo año, me gustará pensar que en este 2024 seguiremos reivindicando la pausa, sublevándonos ante la urgencia. Estoy convencida que ello nos llevará a tomar mejores decisiones, a disfrutar de una manera más sana y a captar los matices, lo pequeño, donde se encuentra la verdadera esencia. 

En unos días vuelvo a consulta, de momento, sigo saboreando los restos de la cena de nochevieja. También en unos días empezaremos realmente el nuevo año, cuando ya los regalos se hayan abierto, los contenedores de basura se colapsen de envoltorios apenas utilizados y el roscón se haya degustado (con cierto remordimiento, a las alturas del calendario que nos encontramos). Ése será el pistoletazo de salida para empezar cuanto antes la dieta (perdón, empezar a cuidarse), el gimnasio, el crossfit o el entrenamiento funcional, para los contemporáneos, y retomar el hábito de comer verdura en formato exprés, que no hay tiempo que perder. Porque como dijo aquél, yo la teoría me la sé.

Ojalá que no. Me gustará pensar que no. 

 

 

A día de hoy existe suficiente evidencia para decir que una alimentación vegetariana y vegana, adecuadamente planificada y atendiendo a un cierto equilibrio de nutrientes y alimentos (al igual que con la dieta omnívora), puede ser saludable y seguida por cualquier persona que lo desee.

No obstante, no todos los alimentos, por el hecho de ser 100% veganos o vegetales, son saludables, ni una alimentación, por el hecho de ser vegetariana, es saludable.

En esta ocasión, hablaremos además sobre el aluvión de productos ultraprocesados veganos, también sobre las carnes procesadas y las últimas investigaciones en torno a la salud, y la sostenibilidad del consumo cárnico.

 

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Hoy venimos con un programa especial 8M, no podía ser de otra manera. Hablaremos sobre la idealización del cuerpo, la búsqueda permanente y desgastante de la perfección corporal. Y también explicaremos qué es el bodychecking, y por qué en la consulta de nutrición es fundamental detectar señales de alerta en personas que desean perder peso a través de dietas restrictivas, detonantes de trastornos alimentarios y conductas de riesgo.

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¿Cómo afecta el género en esta autoexigencia e insatisfacción corporal?

Invitamos a Ana Arroyo, psicóloga especializada en género y familia. Ana tiene una amplia trayectoria profesional del lado de las mujeres, y hablaremos con ella sobre imagen corporal, autoexigencia y prevención. 

 

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Después de tantas conversaciones, se hacía necesario que esta mujer y yo preparáramos algo así, ¡y lo que queda por venir!

Seguiremos celebrando y reivindicando.

♀️FELIZ DÍA DE LA MUJER♀️

 

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Domingo, 06 Marzo 2022 18:12

Episodio 4: Especial obesidad y gordofobia

Hoy hablamos de la pérdida de peso en la consulta del Dietista-Nutricionista, y también de la búsqueda de un canon de belleza idealizado en una sociedad paradójicamente obesogénica. Hablamos de la OBESIDAD y de la GORDOFOBIA, coincidiendo recientemente con el día mundial de la obesidad. 

Los profesionales sanitarios debemos ser cautos para evitar fomentar una pérdida de peso innecesaria en ciertos pacientes, donde subyace la idea de una vida mejor relacionada con la delgadez y el control.

Explicamos por qué la obesidad es una enfermedad multifactorial muy compleja, y no una mera falta de fuerza de voluntad o autocontrol para controlar la ingesta.

Solemos pensar que una persona delgada está sana y una persona obesa está enferma, pero ¿tiene esto alguna base? 

 

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Hoy hablamos de las diferencias entre hacer dieta y cambiar hábitos, pero también de la dificultad que esto entraña. ¿Por qué mucha gente no consigue cambiar y acaba abandonando?

Explicamos los ciclos de cambio de peso y por qué las restricciones alimentarias y la rigidez están asociadas con las trasgresiones y una mala relación con la comida.

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Y además ¡¡estrenamos nueva sección!! en la que hablaremos con expertos que nos ayudarán a profundizar en algunos temas. En este caso, hoy hablamos con Natalia Maglione, psicóloga sanitaria especialista en trastornos de ansiedad y de la conducta alimentaria, sobre las recaídas y también sobre la necesidad de control que muchas personas ejercen a través de las dietas. 

Natalia y yo compartimos una mirada psicoeducativa en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad. Precisamente en pocos días se celebrará el I Workshop sobre Nutrición y obesidad. Una mirada más allá de la báscula  de la Academia Española de la Nutrición, en el que participamos como ponentes y directoras académicas de esta formación. Nos une la inquietud por no dejar de aprender y por meternos en todos los fregaos que nos sea posible. Así que, por si no tuviéramos suficiente con la consulta clínica diaria y la actividad profesional fuera de ella, hemos vuelto a la Universidad para seguir especializándonos en uno de los temas clínicos que nos suscitan más interés, los Trastornos de la Conducta alimentaria. En su momento hablaremos de ello. 

Ahora, os dejo con el programa, espero que os pueda ser útil y disfrutéis con estos temas apasionantes (pincha en la imagen para ver el vídeo completo) 

 

Hablamos con Natalia Maglione

 

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Domingo, 31 Mayo 2020 21:16

No necesitas una dieta tras el confinamiento

Mejor pregúntale a tu cuerpo qué es lo que necesita, quizás tenga mucho que decir después de estos meses. 

Lo último que voy a decirte es que inicies un proceso que agrave aún más el cóctel emocional por el que probablemente has pasado o estarás pasando. Los que venís a mi consulta lo sabéis, y los que estáis aún dudando, os diré que ésa no es mi forma de trabajar. Debemos empezar a ocuparnos más y mejor de nosotros mismos, de entender qué es lo que de verdad queremos, y dejar de castigarnos con las etiquetas del hambre emocional y la ansiedad con la comida. Durante este confinamiento, has pasado probablemente por situaciones que desconocías y que se escapaban de tu control, sin la más remota idea de cómo salir. Y es legítimo sentir miedo, inseguridad y cualquier emoción que haya pasado por tu cuerpo. 

Si el resultado ha sido aumentar de peso, ¿te vas a castigar más ahora? ¿vas a solucionar algo haciendo una dieta súper restrictiva que te haga aumentar aún más esa ansiedad?

La realidad me devuelve a mi cubículo profesional, donde con paciencia y muchas horas de trabajo entre el paciente y yo, vamos poco a poco esclareciendo la GRAN MENTIRA MILLONARIA que nos ha metido dentro de esta espiral, cuyo objetivo es alcanzar el cuerpo perfecto, cueste lo que cueste. Conseguir una cifra, una talla, desearlo con todas nuestras fuerzas y cuando llegamos a ella, nos damos cuenta que seguimos siendo infelices, que la zanahoria no estaba ahí, o quizás sólo era una ilusión que nos impusimos como meta, para acallar sin ser consciente de ello otras necesidades.

Una cifra de peso es un número que evalúa de forma parcial e incompleta si has hecho bien o no los deberes (a los que llamamos dieta). Pero no tiene en cuenta el alto porcentaje de factores que influyen en el peso de una persona, más allá de la dieta. Por tanto, es un dato estéril, sesgado y probablemente, disparador de insatisfacciones. 

 

Y no estoy hablando únicamente de problemas de sobrepeso y obesidad, la insatisfacción con nuestra imagen corporal y la vinculación emocional con la comida en personas con normopeso, ocupa también un lugar prioritario en este momento. 

En mi consulta probablemente no hallarás la solución a tu estrés y ansiedad, o a las situaciones emocionales pasadas o presentes que te llevan a relacionarte con la comida de manera poco saludable. Pero sí aprenderás a hacer una valoración más completa de ti y de tu alimentación en los diferentes contextos que te mueves en este momento, y por tanto, a ser autocrític@ y constructiv@ para plantear perspectivas de cambio realistas y que te ayuden a encontrar el equilibrio, en lugar de engrosar los depósitos de culpa y vergüenza que tan bien nos han enseñado en esta sociedad. 

 

Si crees que necesitas la ayuda de un Dietista-Nutricionista para aprender a comer de forma más saludable, no lo dudes, seguramente sea una experiencia  que te ayudará a crecer. 

 

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Miércoles, 25 Marzo 2015 00:37

¿Por qué no adelgazo?

Cuéntame, ¿por qué te has decidido a venir a la consulta? Pues… porque llevo toda mi vida a dieta, siempre engordando y adelgazando, y vuelvo a subir de peso en el momento que dejo la dieta. ¡Si yo no como tanto para estar como estoy!

He aquí una introducción inaugural (real) que podría describir un alto porcentaje de las consultas de Nutrición. Todas las personas que tienen exceso de peso deberían plantearse acudir a un Dietista-Nutricionista, e iniciar un cambio en su estilo de vida, y no una dieta a secas. Además, para que esta pérdida suponga un éxito terapéutico, ha de ser de al menos un 10% del peso corporal inicial de la persona, y deberá ser mantenida en el tiempo. Ya, ya lo sé, estos silogismos impecables que suelto sin preliminares ni calentamientos, no es ni mucho menos el reflejo de la realidad. Pero es mi obligación ética, profesional y humana decirlo.

Ya, pero… ¿por qué no adelgazo? Esta cuestión debe ser abordada con cuidado, procurando no entrar en ninguna falacia argumental de las que abundan en Internet.

Desengáñense, ADELGAZAR NO ES FÁCIL, RÁPIDO NI AGRADABLE. Esto supone la antítesis de cualquier eslogan de franquicias "alimentarias" que pretenden esquilmar los bolsillos de sus pacientes a base de diuréticos, "quemagrasas" o barritas saciantes, prometiendo amor eterno desde el primer día, y ofreciendo únicamente una pérdida extraordinaria de líquido y masa magra, y poca cosa más, en cuestión de semanas. Pero de reeducar, ni hablamos. Poderoso caballero Don Dinero... Si escuchan alguna vez a un comercial, o peor aún, a un Dietista-Nutricionista titulado prometerle tales mentirijillas, váyanse corriendo y no miren atrás, háganme caso. Su cuerpo se lo agradecerá. 

Adelgazar no es el resultado de una cuenta matemática de las calorías que necesitas y las que gastas, o el artificio de eliminar los hidratos de carbono de la dieta durante un mes, y solucionados todos nuestros problemas. No existen milagros, ni personas “a las que les engorda el agua”. Quizás no estén de acuerdo conmigo, intentaré no obstante explicarlo. Como digo, son muchos los factores, y por tanto, variada su reflexión.

Para empezar, la genética de cada individuo es la base con la que empezamos la partida. Cada uno de nosotros tiene una predisposición escrita en sus genes desde antes de llegar a este mundo. Habrá individuos que estén ciertamente “protegidos” frente al aumento de colesterol en sangre, a padecer hipotiroidismo, o a acumular más grasa abdominal. De la misma forma que hay personas (y estoy segura que conocerán algún caso), que se cuidan mucho, hacen deporte, comen verduras y poca carne… y aun así, cargan a su espalda cifras de colesterol en sangre muy altas.

Esto no es un maleficio ni un obstáculo definitivo, es uno de los muchos factores que nos configuran, pero no el único. Los factores ambientales, es decir, la alimentación, la actividad física, el estrés, la ansiedad, el marketing despiadado con el que nos duchamos cada mañana, o las interacciones que tenemos con nuestro entorno, son otros ejemplos. En este último, podríamos hablar de temas tan diversos como los tóxicos a los que estamos expuestos (Bisfenol A de los plásticos y latas con los que se envasan alimentos, disruptores endocrinos que se relacionan cada vez más con el desarrollo de la obesidad. Sí, sí, las botellas de plástico que tiene en la oficina, o la lata de melva de la cena.)

Para su tranquilidad… les diré que, en condiciones normales, nuestro cuerpo cuenta con un magnífico sistema de regulación predispuesto genéticamente para mantener unas constantes relativamente estables (temperatura, glucemia, pH, colesterol, grasa, peso corporal…) Es decir, que esto justifica en parte por qué no engordamos de repente porque un día hayamos remoloneado en el sofá o nos hayamos permitido un chocolate calentito con churros. Así que, si no le damos demasiados vapuleos a nuestro cuerpo, y nos mantenemos en una cierta linealidad en el tiempo, él actuará en consecuencia. Por ello, quiero insistir una vez más en la importancia de no hacer dieta varias veces al año, según nos convenga, o apuntarnos al gimnasio dos o tres meses, y dejarlo. Una dieta debe tener un principio y un final, y no cronificarla. Pues, ello se traduce en un cambio significativo y duradero en el estilo de vida, y no un menú estricto, insulso y soporífero que hacemos durante varias semanas para que nos entre el vestidito tano mono que nos hemos comprado.

Nadie dijo que la vida fuera maravillosa. Si alteramos en exceso los factores ambientales en los que nos movemos cada día, y rompemos esa linealidad de la que hablaba al dar y quitar a nuestro antojo las calorías a nuestro cuerpo, se desencadena un potente mecanismo de protección conservador; así que, cuando intentemos ponernos a dieta para perder peso, el organismo hará todo lo posible por no perderlo. Y ahí aparecen las frustraciones, desánimos, efectos rebote, aumento de peso…

En un magnífico artículo escrito por Dietética Sin Patrocinadores, se resume la trama en tres puntos: Si reducimos la ingesta y aumentamos el gasto para intentar volver a entrar en el vaquerito, nuestro cuerpo:

  1. Aumentará la sensación hambre.
  2. Ralentizará el metabolismo basal al perder peso.
  3. Perderá masa magra, y por tanto, disminuirá el gasto calórico.
  4. ¿Es fácil adelgazar ante semejantes adversidades?

Para terminar de amargarnos el día, se ha publicado recientemente los resultados de un estudio que, sin duda, nos deja con las patitas colgando (disculpen la licencia semántica, no encontré expresión más acertada). El estudio ANIBES (Antropometría, Ingesta y Balance Energético en España), realizado en más de 2000 personas, ha intentado dilucidar qué está pasando aquí. Y lo cierto es que l@s español@s consumimos, de media, unas 800 kilocalorías menos que en 2010 (de 2.609 kcal a 1.820 kcal como promedio). Se ha visto que es precisamente el sedentarismo y la falta de actividad física lo que influye decisivamente en el balance energético positivo, o lo que es lo mismo, en el aumento de peso. Por curarme en salud, quiero aclarar este punto, no vaya a ser que lean este artículo, ilusionados pertrechos, y vayan a la nevera a compensar tales afirmaciones: No es que comamos poco, nos movemos poco. Por tanto necesitamos menos calorías en comparación con la nula actividad física que hacemos. 

Yo creo que el asunto podría resumirse en: Nunca habíamos comido tanto para lo rematadamente poco que nos movemos, o, nunca habíamos comido tan poco y engordado tanto.

Concluyo por tanto remitiéndome al inicio de este artículo: Cambio duradero y global en el estilo de vida, esto es: Modificar nuestro hábitos de forma progresiva, sin prisas, pero con la firme intención de cambio, para que nuestro cuerpo pueda recuperar el equilibrio interno que nos haga ganar salud, disfrutar más y mejor de nuestra vida.

Publicado en Educación Nutricional

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