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Martes, 23 Mayo 2023 13:12

Palitos de pipas y tomate seco

Esta opción de palitos para acompañar cualquier untable (hummus, guacamole, baba ganoush, paté de sardinas, untable de calabaza y tahini... y cualquier opción que se te ocurra, porque a decir verdad no hay fin con este tipo de recetas) me parece una exquisitez.

Es una buena alternativa a la industrial, que no implica demasiado tiempo de elaboración. Aunque quiero señalar una cosa importante: cualquier plato que queramos currarnos mínimamente que sea rico, sano y atractivo, requiere de un proceso creativo y manipulativo mínimo, y eso es tiempo. No hay más. La cocina es un procedimiento ineludible por el que hay que pasar, si queremos implicarnos verdaderamente en nuestra alimentación, vamos a dejarnos de historias. Otra cosa es que nos organicemos los tiempos y distribuyamos a lo largo de la semana para reducir el tiempo invertido. 

Esta receta está adaptada del blog de Lucía Martínez Dime qué comes, que leí hace un montón de años, y que no dejo de hacer. En su caso, ella lo planteaba como galletas, y de repente pensé que esto podía funcionar muy bien en el formato habitual que se vende en supermercados, y de esta manera, captar la atención de los comensales. 

 

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Ingredientes

  • 30g tomate seco
  • 70g almendra molida o en trocitos pequeños
  • 30g pipas peladas (girasol, calabaza) y opcionalmente semillas (amapola, sésamo)
  • 100g copos de avena 
  • 200g harina integral de trigo, espelta...
  • 40g aceite de oliva virgen extra
  • 150 ml agua tibia
  • 1 cucharada de levadura en polvo
  • Sal
  • Orégano, albahaca, tomillo, romero...
  • Aceitunas negras troceadas y sin hueso

Elaboración

Hidratar los tomates secos en agua durante unas horas, hasta que se reblandezcan. Trocéalos con las tijeras.

Mezclar en un bol todos los ingredientes, amasando con las manos. La masa debe quedar manejable, no pegajosa. Si es preciso, añade un pelín más de harina para ello, o de agua, en caso de quedar muy seca.

Hacer las formas que más te gusten, tipo palitos, por ejemplo.

Colocar en una bandeja de horno forrada con papel vegetal, y hornear 12-15 minutos a 180 grados o hasta que se doren.

Una vez horneadas, colocar en una rejilla para que se enfríen, luego conservar en un bote de vidrio cerrado, a temperatura ambiente (este último paso es muy importante).

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Publicado en Recetas
Domingo, 25 Septiembre 2022 16:44

Pastel de higo y frutos secos (Ottolengui inspired)

Me regaló mi amiga Maribel unos higos de la higuera granadina de su madre, y desde entonces, mi cabeza andaba dando vueltas a una receta como ésta. Quería algo que al comerlo me transportara a la cocina de Oriente Medio por la que siento auténtico fervor, y sobre la que escribo en este blog siempre que tengo oportunidad (el arte de parar el tiempo). Hasta ese momento estaba devorándolos en ensalada (mezclados con queso azul, por ejemplo un Stilton), troceado en un yogur con semillas, o sencillamente a bocados, y apurando los últimos que me quedaban, hice este pastel. 

Siempre hay una buena razón para cocinar, pero la de encontrarse con amigos para pasar un sábado de intercambios gastrosóficos en su casa, me llamaba a gritos. Son esos momentos que esperas felizmente durante toda la semana porque intuyes. Hubo algunas cositas más que cociné para este encuentro, de las que hablaré en otro post con receta por delante. 

Esta fruta mediterránea es una suerte de placer efímero que releva a las brevas en el calendario, y que nos acompaña durante escasas semanas. Los hay verde, azulados y negros, quizás los primeros destaquen por ser más jugosos y dulces, pero a nivel nutricional todos comparten las mismas propiedades.

Son ricos en azúcares, eso quizás sea algo que aleje a muchas personas de su consumo, confundiendo y comparando bajo el mismo patrón el azúcar natural de la fruta, con el azúcar de productos alimentarios industriales. Y no, no debemos hacerlo. Ese azúcar por ejemplo, sirve para aportar el dulce a un pastel como éste sin necesidad de otras fuentes azucaradas refinadas. Añadir algún dátil además confiere cremosidad y aporta el broche final del dulce natural que comento.  

Su aporte de fibra y agua le hace al mismo tiempo un alimento muy saciante y ayuda a equilibrar el tránsito intestinal. Ésta es una receta por cierto vegetariana, sin gluten y sin lactosa.

El resultado es un pastel no excesivamente dulce (yo al menos lo agradezco), donde se aprecian diferentes texturas, cremosas (por el higo y el dátil horneados), crujientes (de las diferentes semillas) y evoca a esos dulces de Oriente Medio de Ottolenghi desde mi más sincera humildad y devoción a ese cocinero. 

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Paola, Jose y Carlota habían cocinado además un paté de calabaza y tahini, un pastel hojaldrado de espinaca honrando nuevamente a nuestro Otto, y en la mesa nos esperaba una tabla de quesos decorada de tal manera, que cualquier fotografía ofendía la realidad. 

 

Vamos con la receta:   

INGREDIENTES

  • 400g higos frescos (no deshidratados)
  • 4 huevos camperos o ecológicos
  • 100 ml aceite de oliva virgen extra
  • 4-5 dátiles Medjool
  • 90g almendras y anacardos (crudos sin sal)
  • 200g harina de arroz
  • 1 cucharadita de bicarbonato (en su lugar, levadura)
  • Semillas de chía y amapola

ELABORACIÓN

Pica en un procesador de alimentos la mitad de los higos, dátiles y frutos secos (resérvate unos cuantos para decorar), pero no llegar a molerlo hasta polvo, sino en trocitos muy pequeños. 

A continuación añade los huevos y el aceite de oliva, y vuelve a batir. Por último, incorpora la harina de arroz y el bicarbonato, y mezcla todo muy bien, hasta conseguir una pasta homogénea. 

Precalienta el horno a 180 grados.

Engrasa un molde con aceite de oliva (yo escogí uno cerámico, que funciona fenomenal) y verter sobre él la mitad de la crema. Posteriormente añade gajos de higos troceados y bien repartidos a lo largo del pastel. Vierte el resto de la crema y por último, añade los trozos de higos que te queden. 

Pon unas almendras por encima bien repartidas y espolvorea semillas

Hornea durante unos 30 minutos a 180-200 grados (dependerá del horno que tengas). Pincha para asegurarte que sale limpio, pero te aconsejo que no lo cocines en exceso, porque se agradece la textura húmeda en este pastel. 

Bon appétit. 

Pastel de higo y almendra 1 copia

 

Publicado en Recetas
Martes, 19 Julio 2022 16:38

Sumergirse en el Mediterráneo

 
Cada día me interesa más conocer nuestra relación con la comida, cómo somos, cómo comemos. La alimentación es el eje vertebrador de nuestra vida, y de ella depende gran parte de nuestra estabilidad emocional (y viceversa). Una relación de respeto y entendimiento entre nosotros y el alimento, de saber escucharnos y saber agradarnos, es un paso esencial para establecer una vida saludable y placentera. El maltrato al cuerpo es un error sancionador por sí mismo. Si entendemos esto, y actuamos en consecuencia (y con coherencia), habremos avanzado asombrosamente en el camino.
 
Posiblemente la gastronomía mediterránea sea una de las más consolidadas del mundo. Y dentro de ella, podríamos hablar de la gastronomía de Oriente Medio, la magrebí y la del sur de Europa (vayan la siciliana y la provenzal en mayúsculas). 
 
En común tienen materias primas centenarias, hierbas aromáticas y vegetales en cualquier plato. El sol y el mar, hacen el resto. Así que viajar a cualquier lugar del Mediterráneo puede constituir un acto de coherencia obligada, porque de placer, es un despropósito. 
 
Comer, es el arte in fine.
 
Me traigo estos sabores mallorquines después de unos días sumergida...:
 
  • Coca de trampó (base tipo pan fino con picadillo de tomate, pimiento, cebolla) con boquerones
  • Coca de bledes (acelgas)

Mallorca 11   Mallorca 3

  • Empanadas de carne y guisante, de verduras...
  • Frito mallorquín (verduras picaditas y salteadas con hígado, asaduras y mucho hinojo)
  • Mallorca 2   Mallorca 8 
  • Sardinas con parrillada de verduras y patató mallorquín salteado con hierbas
  • Tumbet (pastel de calabacín, berenjena, pimiento, patata y salsa de tomate
  • Mallorca 1 Mallorca 4
  • Fenoll mari (una planta rocosa que crece cerca del mar)
  • Sobrasada, también de cerdo negro y quelitas (galletitas saladas que tradicionalmente se comen con la sobrasada)
  • Queso de vaca y cabra (de Mahón)
  • Pan moreno, tomates de ramillete y aceite de oliva virgen extra para hacer pan amb oli
  • Mallorca 6 Mallorca 7  Mallorca 5

  • Y para endulzar....
  • Ensaimada (no necesita presentación)
  • Duquesas de requesón (con base de masa quebrada)
     
    Mallorca 9 Mallorca 10
     
    Sentada a la mesa, rodeada de gente amiga, se evaporan las angustias de la existencia...
    Lo tengo claro.
     
    La terapia del mar no deja indiferente a nadie. Escuchando sólo mi respiración y la presión de la profundidad bajo el agua, buscaba la vida, dejando atrás cualquier otro pensamiento. Es eso, el silencio, la observación sin reacción, sentirte espectadora de lo que ocurre, lo que te permite aprender y evolucionar.
    Viajar es un poco eso.
     
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Domingo, 11 Marzo 2018 14:00

El arte de parar el tiempo

Oriente Próximo, un territorio de enorme trascendencia para la humanidad, cuna de lo que somos hoy. Utilicemos además su acepción para delimitar un conjunto de países en torno al Mediterráneo, situados en el extremo más occidental de Asia. Egipto, Israel, Palestina, Jordania, Líbano, Irán…

Déjense llevar e imaginen un mundo infinito de estímulos sensoriales producidos por esta fusión de sabores mediterráneos y magrebíes, estimulados por un clima y una luz privilegiados. Cada plato entraña una historia milenaria.

Valiéndome ahora de términos generales, los países del Mediterráneo disfrutamos de una cocina muy arraigada a las tradiciones clásicas. Fenicios, griegos, romanos, árabes… Conquistas de ejércitos, pero también importantes rutas comerciales, hicieron que se difundieran innovaciones culinarias de un país a otro del Mediterráneo, dejándonos un legado considerado hoy como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Los principales cultivos: trigo, vid y olivo, originan las bases de la cocina mediterránea. Vegetales frescos, cereales y legumbres, pescado fresco mucho más que carne, y productos lácteos. Con estos ingredientes, podemos diseñar una dieta de inmejorable calidad nutricional y sabores excelentes.

La actitud de los mediterráneos con respecto a la comida es lo que hace que su modo de comer resulte tan saludable. Se emplea casi tanto tiempo en prepararla como en comerla y degustarla. Y por supuesto, la generosidad y ofrecimientos en torno a la mesa, han de ser entendidas como un derecho y obligación. En el Mediterráneo, la comida se toma en serio.

Uno de los grandes placeres que supone la comida es hacer la compra en los mercados que proliferan en las calles, en muchas ciudades y pueblos. La cocina se basa en los productos locales y de temporada. La riqueza de sus platos radica en preparaciones culinarias sencillas, que permitan no robar protagonismo al sabor original de cada alimento.

En estos países, una buena manera de empezar una comida, está fundamentada en los mezze. Unas tapas elaboradas y muy variadas servidas en platos pequeños, acompañadas de pan de pita y alguna bebida. Hummus, tahini, falafel, baba ganush… Confieso y declaro sin miramientos mi pasión ilimitada hacia esta cocina.

Tuve la suerte de asistir en Turquía a un instante gastronómico que consiguió llenarme de delirio y de vida. Lo recuerdo bien, el aroma salado del mar de Mármara en la noche, la llamada al rezo en pleno Ramadán, el esplendor de las montañas de especias, y la multitud de platitos con delicias culinarias que me rodeaban... Experiencias estéticas y sensoriales fundamentales para entender la vida.

Por revivirlas de nuevo, dejo aquí para provecho del lector, una propuesta para hacer de una velada una experiencia estética y sensorial: Baba ganush, o paté de berenjena y sésamo, con un pan de pita, y de fondo, percusiones, cuerdas y cantos que nos hagan viajar... Advierto a todo aquél, que esta receta es personal, y puede diferir parcialmente de la original...

Ingredientes

  • Una berenjena
  • 1 cucharada sopera de tahini (paté de sésamo). Puede sustituirse por 1 cucharada de semillas de sésamo tostadas en la sartén.
  • 1 yogur natural 
  • Zumo de ½ limón
  • Pimentón molido

Cortar la berenjena en dos mitades y añadir sal por encima. Dejar reposar 20 minutos para que el amargor vaya desapareciendo. Luego enjuagar bien y secar. Saltear en una sartén la berenjena pelada y cortada en dados, hasta que esté al dente. En un vaso de batidora, mezclar la berenjena, el tahini, el yogur y el limón. Batir hasta que quede bien emulsionado, añadiendo al final una cucharada de aceite de oliva virgen. Colocar en un recipiente pequeño y espolvorear el pimentón molido.

La berenjena es una hortaliza que aporta escasa cantidad de hidratos de carbono y es muy poco calórica, constituyendo una base excelente para un paté vegetal. Como ingrediente estrella, el sésamo (o ajonjolí), una semilla milenaria cultivada desde los tiempos de Ramsés III. Nos aporta elevada cantidad de calcio, zinc, hierro y fibra, además de aminoácidos esenciales (en especial Metionina, de la que carecen las legumbres. De ahí lo interesante de mezclar, por ejemplo, garbanzo y sésamo, en el hummus); gran cantidad de vitaminas del grupo B y E, siendo esta última un muy buen antioxidante para nuestro cuerpo. Por otro lado, su aportación de grasas poli y monoinsaturadas y lecitina, le otorgan un poder hipocolesterolemiante y cardiosaludable. Hay infinitas formas de utilizar el sésamo en la cocina. Ahora bien, el hecho de aportar semejantes beneficios no le exime de ser un alimento eminentemente graso y calórico, que nos lleva a consumirlo en cantidades muy moderadas.

Este paté debe ser disfrutado sin prisas. El tiempo se para, y tú con él, sería una ofensa no dedicarle la intensidad que precisa. Oriente Próximo a tus pies…

Publicado en Cultura y filosofía

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