Con cierto retraso (mis disculpas por ello, pero compatibilizar trabajar y vivir, es una dualidad que en estos tiempos que corren, resulta harto complicada), pero aquí están las fotos de una tarde fantástica que pasamos en la Biblioteca pública de Las Columnas, en Sevilla, el pasado 30 de octubre. Esta charla prometía, sobre todo porque eran muchos los temas que podían tratarse relacionados con la cocina vegetal y local, sostenibilidad, gestión de desperdicios, contaminantes en la alimentación, conciencia nutricional... y variadas las propuestas de cambio. Y por qué no decirlo, también porque es una FILOSOFÍA DE VIDA que debemos empezar a tomarnos en serio, más allá de los cambios (escasos y lentos), que llevamos haciendo en los últimos años.
Un público excelente, sensible y atento, y con muchas ganas de aprender, además de participar. No encuentro mejor refuerzo para mi salud profesional, como complemento a los intensos días de consulta. Me supone una sincera satisfacción ver cuánta gente está honestamente dispuesta a cambiar hacia una vida más saludable, siendo consciente de que el entorno en el que vivimos, ha de ser respetado mucho más de lo que estamos haciendo, si queremos verdaderamente seguir participando de su generosa herencia.
No tiene ningún sentido que nos empeñemos en consumir productos ecológicos que vienen de la otra punta del mundo, o sofisticar nuestra alimentación hasta términos de ciencia ficción, para colgar finalmente nuestra foto en redes sociales. Comer bien es comer de la tierra, cuanto más cercana y menos explotada mejor, y tener en cuenta todos los factores no alimentarios que la rodean, como por ejemplo su transporte, procesamiento y envasado, por no hablar de su maltrato posterior, en términos de desperdicio.
Ahora bien, desengañémonos si pensamos que comer sano es incorporar aguacate o quinoa en nuestra alimentación habitual (según el dogma de fé Instagramer), sin plantearse un cambio desde la base. Eso es PERDER EL TIEMPO Y EL DINERO, y de paso, supone un enriquecimiento desmedido a la Industria alimentaria, que no hace más que sacar tajada de toda esta revolución healthy que nos ha dado por practicar últimamente.
No quiero de todas formas transmitir una visión estrictamente negativa, considero que estamos avanzando (LENTO), pero avanzando. Y hay muchas propuestas fantásticas que están empezando a tomar fuerza. Quiero creer en ellas.
De nuevo, muchísimas gracias a todos por vuestro interés y participación, ¡espero volvamos a reecontrarnos pronto en la próxima!