Retomo la sección de gastronomía y cine en días de confinamiento, para seguir haciendo más soportable la "privación del derecho a la deambulación". Chavales, que estamos todos haciendo un esfuerzo enorme para que esto marche, pero por favor, en la sala de prensa, dejémonos ya de tanta paja semántica, que se hace muy pesado y no es necesario.
Yo no voy a acostumbrarme, ni quiero, a vivir encerrada. Eso es lo que últimamente llega a mis oidos "al final te acabas acostumbrando". Imagino que ese "acostumbrando" se refiere más a que la ansiedad y la tristeza dejan de sonar tan alto, y su volumen se hace más soportable. ¿Se referirán a eso?
En la playa sola de noche (Hong Sang-soo, 2017). Estoy en pleno rescate de cine asiático, tampoco me lo habia propuesto, han venido a mí, y me he limitado a gozarlo. Creo que los guiones y la fotografía narran una delicadeza que los define y hace diferentes. En esta ocasión, hablamos de una peli surcoreana. Una historia contada a través de la sensibilidad sin edulcorar. Recuerdo varias escenas de amigos en torno a una mesa, al soju (un destilado coreado parecido al vodka, aunque con menor graduación) y a conversaciones aparentemente frágiles, que acaban despuntando una intensidad imprevisible, que te obliga a no pestañear. Me quedé dormida con escenas de la peli en la cabeza, y varios días después la sigo pensando. Eso es para mí, el significado de una obra artística. Si el arte no trasciende, no va más allá, se queda en una mera exhibición estética.
Y para cenar acompañando la peli, podría haberme planteado un estofado con Kimchi y arroz y abandonarme al soju sin prejuicios, como en la peli, denme tiempo y un poco más de confinamiento. Mientras llega ese momento, opté por una quiche, que me seducía más. Esta receta está inspirada en una que encontré hace unos años en el blog de Lucía Martínez He utilizado los mismos ingredientes para realizar la base de la quiche, pues me parece que tiene un resultado de diez. El relleno ha sido cosa mía, en este caso, la mezcla infalible de espinaca y roquefort, que tanto me gusta, acompañado de lo que tenía en casa, pasas y pipas.
La base de una quiche fraçaise es la masa quebrada, pero las opciones que podemos comprar en el supermercado, en su mayoría, están elaboradas con grasas vegetales hidrogenadas o con aceite de palma, además de otros aditivos innecesarios, incluyendo marcas tan conocidas como Buitoni. Ahora parece que están empezando a mejorarlas, pero aún así, cuando pruebes a hacerlo tú mism@ la base de quiche o de pizza, te vas a sorprender de lo sencillo y asequible que resulta,
Por otro lado, el relleno de una quiche auténtica (de las que me habré comido unas cuantas en mi etapa francesa...), es la mezcla de huevo, queso y nata, con una mínima presencia vegetal. Permitiéndome esta licencia, me he atrevido a darle la vuelta a la proporción, dándole el mayor protagonismo a las verduras, prescindiendo de la nata y con sólo un pelín de queso.
QUICHE DE ESPINACA, ROQUEFORT Y PASAS
INGREDIENTES (4-5 raciones)
ELABORACIÓN
Cocer los copos de avena en agua, hasta que quede una masa espesa. Retirar del fuego y dejar en un bol. Añadirle el aceite, harina y sal. Amasar hasta conseguir una masa perfectamente manejable. Si queda demasiado húmeda añade más harina, si queda muy seca, añade más agua. Dejar reposar la masa mientras preparamos el sofrito.
Cocer previamente en agua las espinacas, sólo unos minutos. Escurrir muy bien, y en una sartén con 2 cucharadas de aceite de oliva, añadir primero las pasas y las pipas, saltearlas bien para que el aceite tome el sabor, y a continuación, incorporar las espinacas escurridas. Condimentar con las especias y sal. Seguir cocinando hasta que no quede nada de líquido.
En un bol, batir los huevos y mezclar con las espinacas. Para darle un toque más sabroso, puedes añadirle aquí unos trocitos de queso roquefort que irán desliéndose conforme lo remuevas.
Precalentar el horno a 200 grados durante diez minutos.
Colocar la masa sobre un molde redondo grande de 30 cm con papel de horno de base. Aplastarla bien, sin dejar relieves, que cubra tanto la base como las paredes del molde, y pinchar con un tenedor toda la base. No es necesario hornearla previamente, añadir el relleno de espinaca y huevo, y por encima terminar con un puñadito de pasas, queso y sésamo.
Hornear durante unos 40 minutos a 200 grados (calor arriba y abajo), o hasta que la masa y el relleno empiecen a dorarse.
NOTAS
Sigamos pensando que tenemos muchos motivos por los que sentirnos bien
Hoy tenemos galletas de algarroba y una peli que volví a ver recientemente. Por qué, pues no sé. Pero me pareció que había una conjunción entre receta y peli, en esta pretensión que a veces me asalta de unir gastronomía y cine. Banda sonora que trasciende. El estilo narrativo de Won Kar Wai suele atraparme y algunos fotogramas que se crean en sus películas aparecen como pequeñitas obras de arte en la pantalla que se quedan luego grabados en la memoria. Volver a revisar después de muchos años My blueberry nights (Won Kar Wai, 2007) ha valido la pena.
"Hace unos años tuve un sueño, empezaba en verano y acababa la primavera siguiente. En medio había tantas noches desgraciadas como días felices, la mayor parte en este café. Y luego una noche, la puerta se cerró, y el sueño se acabó".
Ya he hablado otras veces de la algarroba como sustituto del cacao para las personas alérgicas, pero también como uso culinario en recetas reposteras donde queramos dar un toque dulce de manera natural. La algarroba fue muy utilizada en España en la posguerra, era un alimento barato y nutritivo, y durante años, fue denostada al igual que el pan negro, como símbolo de todo lo que aquella época de penuria representó en tanta gente.
Me gusta dignificar la algarroba, por eso la uso tanto en la cocina.
GALLETAS DE ALGARROBA Y SÉSAMO
Ingredientes (para unas 16-17 galletas)
Elaboración
Lo primero, lávate las manos muy bien, y asegúrate de que la superficie en la que vas a trabajar está limpia.
Picar las pasas y los dátiles y echar en un bol con un buen chorreón de ponche o brandy. Dejar macerando.
En otro bol, mezclar los aceites, el huevo y la miel, y batir con las varillas hasta conseguir una mezcla homogénea.
A continuación, incorporar a esa mezcla líquida la harina de trigo en primer lugar, luego el bicarbonato y la canela, y por último, la harina de algarroba. Mezclar con cuidado, dándote cuenta que en el momento que añadas la algarroba, la mezcla se hará al principio algo más difícil de trabajar. Usa una espátula o una cuchara para ir amasando con paciencia. Añadir por último la mezcla de dátiles, pasas y ponche incluido a esta masa.
En el momento en que puedas, amasa ya con las manos durante varios minutos. Déjala reposar durante unos 10 minutos. Mientras tanto, enciende el horno y precalienta a 200 grados.
Finalmente, hacer bolitas con las manos y aplastarlas ligeramente para darles forma de galleta, e ir colocándolas en una bandeja de horno con papel vegetal de base. Deja una distancia suficiente entre galleta y galleta para que al hornearse no se peguen. Hornear durante 15 minutos a 200 grados.
Una vez las saques del horno, déjalas enfriando sobre una rejilla, para que no cojan humedad. Cuando se enfríen, consérvalas en un bote de cristal bien cerrado, y tendrás galletas para varios días.
Ojalá las disfrutes tanto como me ocurrió a mí (peli incluida)
La resiliencia es una extraordinaria capacidad que tenemos los seres humanos para adaptarnos positivamente a las situaciones adversas. Es el momento de potenciar nuestra creatividad y nuestro lado más humano para hacer frente a esta situación. Todo va a salir bien.
Escribo desde el ostracismo voluntario… un domingo por la mañana, acompañada del canto de los pájaros que hacen más natural un encierro extraño. Huele a azahar. Me gusta, se oye música de lo más variada, desde coplillas de principio de siglo hasta Ópera, el vecindario está dándole al oído musical en tiempos de retiro, y eso es bueno, porque a decir verdad, nuestros pensamientos andan como todo, desbocados.
En base a las directrices del Gobierno, y por propia responsabilidad profesional y cívica, la consulta de NUTRIMENTE, permanecerá cerrada, de momento, hasta el próximo 10 de mayo. Iré actualizando las fechas en función de las indicaciones que nos vayan dando.
Escuchaba esta mañana en la radio a un escritor que decía, “la realidad está temporalmente detenida”. Aceptado el hecho, vayamos a las soluciones. Un plan de contingencia:
Continuar el trabajo que estábamos realizando los pacientes y yo en la consulta, ahora desde casa, mediante sesiones online
336 horas. Éste es el tiempo que duran 14 días. Decidme una cosa. ¿Cuántas veces en lo que llevamos solamente de 2020, has dicho “no tengo tiempo para…”? De repente, acaban de servirnos en bandeja de plata, una ración de horas para emplearlas, en buena medida, en ciertas cosas que llevamos postergando una eternidad, como dedicarle más tiempo a la cocina, o a hacer ejercicio en casa. ¿Crees que puedes probar a ocuparte un poco más de ti?
Pienso también en el estrés y ansiedad colectivos, y en la consulta veo cómo han ido aumentando de manera exponencial los casos de pacientes que llevan una relación muy poco saludable con la comida, y consigo mism@s. Pienso en ellos en estos días, en los que habrá muchas tardes noches de idas y venidas en bucle a la nevera, por tristeza, aburrimiento, automatismo o desesperación. Pienso en mis pacientes, con los que estoy haciendo un trabajo de educación nutricional en torno a las emociones que producen la comida, pienso en aquellos que necesitan un seguimiento nutricional para hacer frente a la enfermedad/es que padecen, y me parece fundamental que, precisamente en estos días, no se vea detenido.
Me parece una oportunidad ineludible para poner en práctica ahora más que nunca, la filosofía con la trabajo cada día: la consulta de nutrición clínica es un espacio de aprendizaje, de amor a nosotros mismos a través de la comida, de acercamiento a nuestro cuerpo para cuidarlo y mantenerlo en las mejores condiciones de salud posibles, estemos sanos o padezcamos alguna enfermedad que requiera tratamiento nutricional, y también de autocrítica y de construcción para plantear perspectivas de cambio realistas.
La consulta de nutrición trasciende y va más allá de una báscula. Todo paciente que me conoce y viene a mi consulta, lo sabe muy bien. Es por ello que propongo continuar con las sesiones online a todos los que estéis interesad@s, hasta que podamos retomar las sesiones presenciales.
¿En qué consistirá una sesión online?
¿Cómo puedo pedir cita?
Escribe un correo electrónico a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o directamente a través de la web, indicándome tu disponibilidad, y me pondré en contacto contigo para darte la cita e indicaciones necesarias.
¿El precio es el mismo?
Sí. El trabajo seguirá siendo el mismo que realizamos en la consulta presencial, mi cualificación y experiencia profesionales no varían por estar delante o detrás de una pantalla.
Algunos datos más:
Cuando todo esto haya pasado, hagamos balance, seguramente tengamos mucho que reflexionar.
Cuidaos mucho. Dedicaos tiempo. Pensaos y disfrutaos un poco más. Nos acordaremos de esto cuando vuelvan los lamentos del despiadado tiempo.