Pocas calorías no engordan, muchas calorías sí. Esta dualidad, por desgracia, sigue gobernando los pensamientos de muchísimas personas. A pesar del gran avance tecnológico y cultural, seguimos eternizando la misma historia desde hace años.
Pero tampoco me extraña, sólo hay que echar un vistazo a lo que se publica en Internet, para darte cuenta del deprimente panorama en el que nos encontramos. Esto es lo que encuentras si entras en la página web de Cola Cao, de esta manera, lo único que hacemos es confundir a la gente, haciéndoles ver que realmente, las calorías son más importantes que la calidad nutricional del alimento.
(Imagen extraída de la página web de Cola Cao)
Como continuación al post anterior sobre compra saludable Cómo sobrevivir en un supermercado, hoy quiero hablar de calorías, me parece un tema polémico con el que rellenamos conversaciones, defendiendo con ahínco todo tipo de argumentaciones en torno a la falacia de controlar calorías para adelgazar. Con esta imagen de esta marca de "cacao", consigo reunir todos los puntos a tratar: producto altamente procesado, no saciante, cero nutritivo (sí calorías vacías) y nada relacionado con el placer que supone la comida (la real).
Normalmente, en mi batalla diaria, me encuentro entre estas tesituras:
- ¿Qué fruta tomas? - Intento que sean piña y manzana. El plátano es una bomba de calorías, sólo lo como si tengo bajo el potasio (¿?)
- ¿Te gusta el aguacate? – Sí, ¡pero eso engorda muchísimo! Pero no me lo pongas en la dieta porque así no voy a adelgazar en la vida.
- Si le pongo quesito light al puré no pasa nada, ¿verdad?
Y no, no voy a echar la culpa a nadie. En el fondo creo que cargamos más con el papel de víctimas, que culpables, si es que tuviéramos que atribuir roles.
NO compramos de forma inteligente y tendemos a optar por las opciones más rápidas, fáciles y menos saludables. El problema se extiende también a los más pequeños, aquellos que escuchan y reproducen modelos en la edad adulta. Por dios, dejémonos ya de pensar que por ser niños, necesitan Cola Cao en la leche, galletas para merendar y toneladas de ketchup sobre la verdura porque “no hay manera de que les guste”.
Cuando tenemos un producto en nuestras manos, ¿miramos su etiqueta? Y si la miramos, ¿qué miramos? En el post anterior, explicaba cómo realizar una compra saludable e inteligente, y ahora voy a hacer especial hincapié en por qué CONTAR CALORÍAS ES UNA PÉRDIDA DE TIEMPO.
Empecemos por el principio, ¿qué es un alimento procesado?
Hablamos de un alimento altamente procesado, cuando una materia prima de origen ha sido manipulada en la industria, añadiéndosele ingredientes tales como azúcares, harinas y aceites refinados, además de otros aditivos, para conseguir un producto final, habitualmente alejado de las características nutricionales y organolépticas del alimento de origen.
- Pocas calorías no implica poco azúcar o poca grasa hidrogenada.
O dicho de otra manera, pocas calorías no significa que engorde menos, o adelgace. Un alimento light no es la salvación, según la legislación, es un alimento al que se le ha reducido, como mínimo, el 30% el contenido de alguno de sus nutrientes (azúcares, grasas, sal o calorías). Así, tenemos el claro ejemplo del queso yogur
- No todas las calorías producen la misma saciedad ni se asimilan de la misma forma en el organismo.
Los alimentos con mayor contenido en agua, proteína y fibra, son los que mayor volumen ocupan en nuestro estómago y mayor saciedad otorgan. ¿Ejemplo? Legumbres, frutos secos y semillas (además de frutas y verduras, por su contenido en agua y fibra)
Si nuestra alimentación se basa en productos muy procesados que contienen poca fibra, menor será el esfuerzo que tendrá que hacer el organismo para metabolizarlo y asimilar sus calorías; y por tanto, más rápido será su almacenamiento en el tejido adiposo.
Un plátano y una barrita de cereales light tienen las mismas calorías, pero el efecto saciante del primero es mucho mayor. Las galletas producirán un aumento rápido de la glucosa en sangre, para finalmente caer a la misma velocidad, y por tanto, volver a generar necesidad de comer. El plátano aporta fibra además de azúcar natural, lo que amortiguará el aumento de glucosa en sangre. Y por supuesto, nos aporta vitaminas y minerales antioxidantes.
- El aporte de otros nutrientes (de forma natural) va más allá de las calorías.
Y debe ser un argumento decisivo que nos lleve a decantarnos por un alimento u otro. Por ejemplo, añadir taquitos de pavo bajo en grasa a la ensalada, no podrá equipararse a las grasas insaturadas, potasio y fibra que aportan unos taquitos de aguacate; al igual que tomar un buen puñado de omega 3, fibra y proteínas vegetales en forma de nueces para merendar, no se le parece ni de lejos a unas tortitas de arroz hasta arriba de sal, por pocas calorías que tengan y por Friendly vegan que te ponga en su etiqueta. En ambos casos, el aguacate y las nueces aportan un porcentaje de grasa cardiosaludable muy significativo, cuyos beneficios en la prevención de enfermedades cardiometabólicas está sobradamente justificado; frente al embutido de pavo bajo en grasa y las tortitas de arroz, que destacan principalmente por el aporte de sodio.
- Ciertos alimentos generan gran satisfacción y sensaciones positivas en una comida.
Independientemente de las calorías que aporte, hay que tener en cuenta el placer que sentimos cuando comemos. Incorporar algunos alimentos naturales como el aguacate, frutos secos, dátiles, etc. evita la sensación de “castigo” o “privación”, previniendo conductas de desequilibrio emocional frente a la comida, en patrones alimentarios que tienden a restringir este tipo de alimentos durante determinado espacio de tiempo. Cuando la fuerza de voluntad cae, aparecen conductas relacionadas con el atracón y la compulsión, con la consiguiente culpabilidad.
CONCLUSIONES
No cuentes calorías, lee la lista de ingredientes.
Evita los azúcares añadidos, grasas trans, hidrogenadas y exceso de sal.
El aporte de otros nutrientes esenciales para nuestra salud es prioritario al poder calórico de un alimento.
La saciedad y el placer que genera un alimento son dos sensaciones fisiológicas necesarias, que van más allá de las calorías.
No somos un peso, ni el resultado de lo que comemos menos lo que gastamos, somos un entramado mucho más complejo que debemos mimar y cuidar, si queremos realmente estar ahí para contarlo.