Propongo una receta entretenida para empezar el año, e ir dejando atrás poco a poco los días navideños. No, no es una receta exprés, ni de ésas que se resumen en 10 segundos en esos vídeos instagramer que me ponen nerviosísima, en los que la vida transcurre x32. Entiendo y acepto que haya personas que se manejen bien a esas velocidades, las observo con curiosidad..
Durante el ratito que estés manipulando ingredientes y texturas, formando bolas con las manos y oliendo diferentes aromas, la vida se detiene. Cilantro, canela, hierbabuena... Me parece un regalazo eso de detener el tiempo.
En esta ocasión, opté por cambiar los garbanzos de la receta clásica de falafel por guisantes secos, tenía una bolsa grandota en casa que tenía que gastar. A veces me gusta entrar en tiendas indias, árabes o de cualquier país que se preste, y me llevo ingedientes que me entren por el ojo, como éstos.
Los guisantes son legumbres, por tanto su aporte proteico y fibra es bastante elevado. Propongo legumbres para empezar el año, como alternativa al exceso de proteínas animales y cero fibra que en estos días se ha optado por consumir, dejando relegado al más mísero lugar a este alimento. Para aquellos que tienen más problemas para digerirlas, esta manera de cocinarlos y partiendo además de la legumbre previamente desecada, resulta más digestible y produce menos gases. Estamos ante un gran alimento, lo miremos por donde lo miremos.
El acompañamiento se puede hacer con la salsa de yogur que propongo al final, y por ejemplo, si te apetece, puedes acabar haciéndote un durum de falafel casero, rellenándolo además con un buen puñado de rúcula, y aderezado con la salsa. El resultado es muy aromático.
Si optas por comprar las tortillas hechas:
Empezamos:
INGREDIENTES
ELABORACIÓN
Remojar los guisantes durante 24 horas, cambiando el agua 4-5 veces. Es importante la diferencia entre guisantes frescos, congelados o en conserva y secos. Son éstos últimos los que vamos a utilizar, para conseguir una mejor consistencia y menor humedad en la masa.
Pasado ese tiempo, desechar el agua y pasar al procesador de alimentos (o picadora), junto con todas las especias y la levadura. Picar todo bien hasta conseguir una masa homogénea. Reservar.
Rallar las zanahorias con un rallador y reservar.
En una sartén con un poco de aceite de oliva virgen extra, saltear la cebolla bien picadita durante 10 minutos o hasta que esté transparente. Incorporar entonces la zanahoria rallada y cocinar 5 minutos más. Salpimentar.
Mezclar ambos preparados en un bol y añadir las semillas de lino molidas para espesar la masa y que no quede húmeda (el lino absorberá parte de la humedad). ¡Tampoco debe quedar seca, sino jugosa!
Colocar las bolas sobre una bandeja con papel de horno, pintado a su vez con aceite de oliva. Hornear 20 minutos a 180 grados. Una vez transcurrido este tiempo, darles la vuelta con una pinza y hornear 10 minutos más.
Et voilà!
SALSA DE YOGUR:
ELABORACIÓN:
Verter el yogur sobre un bol. Rallar por encima medio pepino, picar con unas tijeras un manojo de hierbabuena (al gusto) y por último añadir un chorreón de aceite de oliva virgen y salpimentar.
Servir en un bol junto con los falafel.