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Domingo, 15 Marzo 2020 14:06

Nutrimente temporalmente en formato online

La resiliencia es una extraordinaria capacidad que tenemos los seres humanos para adaptarnos positivamente a las situaciones adversas. Es el momento de potenciar nuestra creatividad y nuestro lado más humano para hacer frente a esta situación. Todo va a salir bien.

Escribo desde el ostracismo voluntario… un domingo por la mañana, acompañada del canto de los pájaros que hacen más natural un encierro extraño. Huele a azahar. Me gusta, se oye música de lo más variada, desde coplillas de principio de siglo hasta Ópera, el vecindario está dándole al oído musical en tiempos de retiro, y eso es bueno, porque a decir verdad, nuestros pensamientos andan como todo, desbocados.

En base a las directrices del Gobierno, y por propia responsabilidad profesional y cívica, la consulta de NUTRIMENTE, permanecerá cerrada, de momento, hasta el próximo 10 de mayo. Iré actualizando las fechas en función de las indicaciones que nos vayan dando.

Escuchaba esta mañana en la radio a un escritor que decía, “la realidad está temporalmente detenida”. Aceptado el hecho, vayamos a las soluciones. Un plan de contingencia:

Continuar el trabajo que estábamos realizando los pacientes y yo en la consulta, ahora desde casa, mediante sesiones online

336 horas. Éste es el tiempo que duran 14 días. Decidme una cosa. ¿Cuántas veces en lo que llevamos solamente de 2020, has dicho “no tengo tiempo para…”? De repente, acaban de servirnos en bandeja de plata, una ración de horas para emplearlas, en buena medida, en ciertas cosas que llevamos postergando una eternidad, como dedicarle más tiempo a la cocina, o a hacer ejercicio en casa. ¿Crees que puedes probar a ocuparte un poco más de ti?

Pienso también en el estrés y ansiedad colectivos, y en la consulta veo cómo han ido aumentando de manera exponencial los casos de pacientes que llevan una relación muy poco saludable con la comida, y consigo mism@s. Pienso en ellos en estos días, en los que habrá muchas tardes noches de idas y venidas en bucle a la nevera, por tristeza, aburrimiento, automatismo o desesperación. Pienso en mis pacientes, con los que estoy haciendo un trabajo de educación nutricional en torno a las emociones que producen la comida, pienso en aquellos que necesitan un seguimiento nutricional para hacer frente a la enfermedad/es que padecen, y me parece fundamental que, precisamente en estos días, no se vea detenido.

Me parece una oportunidad ineludible para poner en práctica ahora más que nunca, la filosofía con la trabajo cada día: la consulta de nutrición clínica es un espacio de aprendizaje, de amor a nosotros mismos a través de la comida, de acercamiento a nuestro cuerpo para cuidarlo y mantenerlo en las mejores condiciones de salud posibles, estemos sanos o padezcamos alguna enfermedad que requiera tratamiento nutricional, y también de autocrítica y de construcción para plantear perspectivas de cambio realistas.

La consulta de nutrición trasciende y va más allá de una báscula. Todo paciente que me conoce y viene a mi consulta, lo sabe muy bien. Es por ello que propongo continuar con las sesiones online a todos los que estéis interesad@s, hasta que podamos retomar las sesiones presenciales.

 ¿En qué consistirá una sesión online?

  •  Análisis de la situación durante las próximas semanas en casa: carga familiar, laboral, organización del tiempo, tareas, ocio.
  • Organización de la despensa y de la nevera: inventario de alimentos, aprovechamiento de recursos disponibles.
  • Elaboración de un plan de alimentación: menús, recetas, lista de la compra.
  • Ideas para hacer en familia (o sol@): talleres de cocina, juegos de nutrición, sesiones de cine y gastronomía, etc.
  • Material para profundizar en temas específicos que más te interesen sobre nutrición.
  • Actividad física en casa. Recursos creativos para no permanecer sedentarios.
  • Resolución de dudas posteriores a través de llamada, correo electrónico y whatsapp.
  • El estudio de la composición corporal será el único marcador que de momento no revisaremos. Te daré indicaciones para que puedas hacerlo tú mism@

 ¿Cómo puedo pedir cita?

Escribe un correo electrónico a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o directamente a través de la web, indicándome tu disponibilidad, y me pondré en contacto contigo para darte la cita e indicaciones necesarias.

 ¿El precio es el mismo?

Sí. El trabajo seguirá siendo el mismo que realizamos en la consulta presencial, mi cualificación y experiencia profesionales no varían por estar delante o detrás de una pantalla. 

 Algunos datos más:

  • La sesión se abonará con anterioridad a la cita, mediante transferencia bancaria, al número que te enviaré por correo electrónico, adjuntando el comprobante.
  • Las sesiones pueden llevarse a cabo a través de Skype, Hangouts o videollamada de whatsapp.
  • La duración de la sesión es aproximadamente de 35-40 minutos, pero los que ya me conocéis, sabéis que le dedico a mis pacientes el tiempo que sea necesario en cada sesión, para que las dudas queden resueltas y el trabajo a realizar para las próximas semanas bien comprendido.
  • El horario de consultas será de lunes a jueves como hasta ahora, aunque los horarios serán flexibles.

 

Cuando todo esto haya pasado, hagamos balance, seguramente tengamos mucho que reflexionar.

Cuidaos mucho. Dedicaos tiempo. Pensaos y disfrutaos un poco más. Nos acordaremos de esto cuando vuelvan los lamentos del despiadado tiempo.

 

 

 

Publicado en Novedades
Martes, 07 Abril 2015 23:32

Eternos dilemas

Ahí van una serie de cuestiones que circulan muy habitualmente entre nuestras conversaciones cotidianas. A veces me pregunto si existe una disciplina más voz populi que la Nutrición. Me explico: En la cola del mercado, subida en la elíptica, viajando en coche compartido, solucionando papeleos con el funcionario de Hacienda o en una reunión de amig@s... alguien acabará hablándome de ello. Y no desde la inocencia, sino desde el dogma de fe. Y es que, no le demos más vueltas, hablar, habla de nutrición hasta mi abuela. Eso es una verdad única. Y cuidado, que todo lo que lleve “abuela” en una receta de cocina, como las croquetas, otorga un nivel de experto… andémonos con ojo. En nuestra sociedad actual, quien no sabe de Nutrición, es porque no quiere…

Espero poder estar lúcida todavía cuando los Nutricionistas de este país, y por ende del resto del planeta, seamos una figura con voz y voto, y que nuestro reconocimiento social vaya más allá de una calculadora humana de calorías. Además de eso, también tenemos algunas otras cosillas que de refilón aprendimos en la carrera y perfeccionamos en nuestro camino profesional, pero vaya…

Deberíamos unirnos los D-N de este país para hacer terapias colectivas, para reforzarnos: “No, si yo te creo Estrella, por encima de la presentadora que habla en la tele pública cada mañana, de verdad”. Yo creo que con eso me conformaría, fíjense lo que les digo.

Discúlpenme, hoy no desayuné entusiasmo deontológico, y así me ha ido.

Voy a lo que voy. He recopilado las cuestiones que considero no solamente habituales, sino interesantes de cara a la sociedad y los nuevos hábitos que están apareciendo.

Por otorgarle un carácter didáctico, lo expongo a modo de preguntas y respuestas, posibilitando la opción de argumentar y exponer comentarios a posteriori que el lector guste. Yo encantada de recibirlos. Y así, aprendemos todos.

¿Por qué tengo que comer tantas veces al día, si no tengo hambre?

Al repartir las mismas calorías en cinco comidas en lugar de dos o tres, se evita el almacenamiento de grasa en el cuerpo, porque tu organismo necesita un máximo de calorías en cada comida. Si le das más de lo que necesita en una comida, y luego te saltas la siguiente, estarás almacenando el sobrante en forma de grasa. El cuerpo es un acumulador muy eficiente de energía, estamos diseñados para almacenar, y no para gastar.

Además, la termogénesis de los alimentos explica por qué supone una ventaja metabólica comer varias veces al día. Y es que, la digestión de los alimentos le supone al cuerpo un gasto de calorías añadido.

Es interesante saber que el cerebro está conectado con el estómago a través de una compleja red neuronal que informa mutuamente del hambre, la saciedad, el estado de ánimo, etc. El organismo está en permanente equilibrio, pero para ello, debes respetar unos horarios y un orden mantenidos en el tiempo. Repito, no vale hacer bien las cosas un mes, y luego pretender que el cuerpo lo recuerde el resto de la vida. 

A partir de ahora, cada vez que te preguntes por qué comer una fruta o un yogur a media mañana… me reconfortará saber que se produce algún cambio...

Yo sólo hago una comida al día, no me da tiempo a comer nada hasta que llego a casa.

Casi el 30% de los pacientes con sobrepeso tienen un patrón de picoteo de comida (snack patterns... con esto, pueden entender que hasta la palabra, viene de fuera, pues nunca había formado parte de nuestras costumbres): no comen sentados a la mesa una comida más o menos protocolaria, pero picotean todo el día. Entre los desencadenantes de esos picoteos, no solamente está el hambre, incluso me atrevería a decir que alcanza un puesto mucho más abajo en la lista. Ciertos aspectos emocionales como el aburrimiento, estrés, nerviosismo, ansiedad… son más poderosos que el hambre, y nos genera impulsos (intermitentes, pero intensos) a los que es necesario prestar atención.

Piénsalo: Sentad@ en la oficina, ¿cuántas veces te levantas a tomar un café de la máquina (de calidad muy dudosa, por cierto), con azúcar? ¿Cae alguna chocolatina / barrita / galleta tipo Digestive (“sana…”) / zumos azucarados /frutos secos (caramelizados) de la máquina?

¿Sonaría raro a día de hoy escuchar que alguien come un sandwich de la máquina mientras siguen trabajando delante del ordenador?

La forma de comer actual es cada vez más irregular: unos días hacemos pocas comidas pero abundantes, otras picoteamos todo el día, y otras veces casi no comemos por falta de tiempo. Todo esto contribuye, entre otros factores, al aumento de peso, a una disregulación hormonal y un consecuente aumento de la ansiedad, con lo cual, se convierte en un círculo vicioso.

Hasta la hora de la comida no tengo hambre, ¿por qué tengo que comer?

Durante la noche, en las horas en que no comes, tu organismo fabrica su propia energía al no disponer de glucosa, el combustible esencial del cuerpo humano. El organismo cambia sus rutas metabólicas para abastecer las demandas del cerebro y de otros órganos vitales; esta producción tiene un tiempo limitado, y no debe exponerse al cuerpo a situaciones límite. 

Escribía en otro artículo sobre la importancia de la cena, ligera pero nunca saltársela. Cuando te levantas por la mañana, tienes que recompensar a tu cuerpo por el sobresfuerzo realizado durante la noche, con un desayuno compuesto a base de cereales integrales, lácteos y fruta. Esto ayudará a que tu sensación de hambre sea más equilibrada a lo largo del día, estabilizando los niveles de azúcar e insulina en la sangre. Y de ahí, le ahorramos al cuerpo enfrentarse a una resistencia a la insulina que desemboque con los años en una diabetes tipo 2. Esto será objeto de otro artículo, pero el número de jóvenes que padecen diabetes tipo 2 en la actualidad, como parte de un síndrome metabólico cada vez más generalizado, es más que alarmante.

¿Por qué no consigo los objetivos que me he propuesto?

Esto no es estrictamente un tema nutricional, pero sí aplicable a cualquier aspecto de lo que somos: La vida no es ningún cuento de hadas y no hay varitas mágicas que te salven del problema en el momento más crítico. Es inútil esperar milagros que nos vende cualquier gurú de la alimentación, pero lo que sí es muy importante y siempre te servirá, es aprender a modificar ciertas conductas erróneas, que te servirán de apoyo en los momentos de mayor vulnerabilidad. Hablo de aprendizaje significativo, el que eres capaz de relacionar e integrar con el resto de aprendizajes, para así hacerlo parte de ti.

Los hábitos alimentarios no son hereditarios, son conductas que se aprendenNo nos hacemos ningún favor pensando que la obesidad es de origen hereditario. ¿Y ya está? ¿Con esa conclusión reduccionista nos tenemos que quedar? El niñ@ que come una pieza de bollería con un refresco en el recreo, un paquete de gusanitos de camino a casa antes de comer, y galletas de chocolate para merendar frente a la televisión en lugar de jugar y dar saltos en la calle… quizás tenga algo que decir al respecto. O quizás también sus padres y madres. Es obligación de cada individuo aprender, educar y transmitir hábitos saludables desde la infancia, al igual que es obligación de la administración pública, ofrecer un entorno saludable en el que vivir.  

Para luego, no tener que castigarnos con dietas restrictivas y consolarnos con aquello de “yo es que llevo toda mi vida a dieta”.

Publicado en Educación Nutricional

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